Por su importancia y aportes, reproducimos parte de la entrevista que el exmandatario diera a la revista digital El Reporte.
-Como sabe, la sangre que nuestros pueblos -el colombiano y el peruano- han derramado es un vínculo de sangre y dolor que nos hermana. A varios años ya del proceso de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en su país, ¿cómo evalúa estos sucesos?
Voy a empezar por la conclusión. En mi concepto, no hubo proceso de paz, sino un proceso para favorecer con impunidad a unas personas. Con un altísimo costo institucional. El país sigue con enormes dificultades derivadas de ese proceso. Le voy a poner en cifras algunas: más de 200 mil hectáreas de coca y con restricciones constitucionales que dejó el anterior gobierno que dificultan, por ejemplo, la fumigación de la coca.
Las FARC tienen hoy activas -en armas- 4,500 personas, entre los que están en el monte -en el ejercicio terrorista- y los que apoyan. Y otras fuerzas como el Ejército Nacional de Liberación (ELN) que estaba desaparecido y bandas criminales que eran muy pequeñas han crecido.
Esa impunidad total del gobierno anterior en Colombia lo que hizo fue generar un mal ejemplo y generar nuevas violencias. Con esa dificultad estamos viviendo hoy en Colombia.
En tiempos recientes, previos a la pandemia, parecía indicar que una primavera de libertad estaba floreciendo en América Latina; sin embargo, lo que hoy vemos es el nacimiento de nuevos bríos populistas. ¿Le parece que algunos gobiernos usan la pandemia para recortar libertades y ampliar aparatos estatales?
Diría que no es el momento como para introducir ese tipo de manejos, sino para expandirnos. Pero, por ejemplo, tengo que salir en defensa del gobierno de Colombia.
Este es un gobierno totalmente respetuoso de las libertades y del orden constitucional. Este gobierno, incluso, por respeto a la Constitución, ha debido respetar acuerdos espurios que el pueblo colombiano derrotó en un plebiscito: un acuerdo entre el gobierno anterior y las FARC, el grupo narcoterrorista FARC. Que los elevaron a la Constitución de Colombia y que desconocieron un plebiscito en el año 2016 que le dijo “no” a esos acuerdos.
El presidente Duque ha sido completamente respetuoso de la Constitución y de las libertades y venía avanzando mucho en la recuperación de la economía en enero y febrero, una economía que hace dos años estaba postrada. Gracias a las acciones y decisiones del presidente Duque, nuestra economía creció en enero y febrero de este año al 4.1% y la inversión extranjera directa creció en un 52%.
Por supuesto, esto no se alcanzó a notar porque sobrevino la pandemia. Pero en esta época de la pandemia se ha hecho un gran manejo, con gran compromiso. El presidente ha manejado bien la salud y hace un esfuerzo enorme para atender la crisis social, para que el país no tenga hambre, para que Colombia salga de esta pandemia con menos confrontación, con más solidaridad, con más cohesión social.
Porque ese va a ser un elemento de psicología colectiva fundamental para ponerle piso firme a la recuperación económica. O sea que, si me toca hablar de mi país le tengo que dar ese testimonio.
¿Considera que hoy se vive una democracia plena en el Perú?
No puedo entrar a emitir esos juicios. Yo al referirme al Perú tengo que hacerlo con inmenso cariño, con aprecio. A mí me correspondió entenderme con los gobiernos del presidente Toledo y del presidente García y tuvimos excelentes relaciones. Mantengo gratitud con el Perú, aprecio toda su ciudadanía y confiaría en que cualquier dificultad que viva el Perú, la podrá superar. Lo digo de todo corazón.
Son varios los expertos que han señalado que esta bien podría ser la mayor recesión económica en la historia de América Latina. Otros -varios menos- han dicho que esta, fuera de ser una desgracia, es una oportunidad. ¿Cómo lo ve usted?
Yo veo desgracia y oportunidad. No veo que sean realidades contrapuestas. Cuando, por ejemplo, el presidente Duque recibió un país con tanta violencia y con una economía que venía postrada desde el 2014, con unos impuestos elevadísimos, con una empresa privada asfixiada y con una pobreza cuya reducción también se había congelado en el 2014, el presidente empezó a recuperar muy bien el país. Entonces, la pandemia es una desgracia porque para ese proceso de recuperación.
Pero es también una gran oportunidad. Creo que ha dado la oportunidad de hacer ajustes para mejorar la salud, ha dado la oportunidad para que los colombianos -liderados por el gobierno- entendamos que debemos ser más solidarios. Ha dado la oportunidad de entrar a hablar de cómo atendemos a los sectores más vulnerables. El presidente ha fortalecido herramientas sociales que venían de atrás, -me da pena decirlo- que impulsó mucho mi gobierno. Yo tenía tres guías en el gobierno: i) seguridad democrática, ii) confianza para el inversionista y iii) cohesión social y las tres funcionaron totalmente sincronizadas. Hoy el presidente Duque ha fortalecido esas herramientas sociales y ha creado nuevas herramientas: Colombia tendrá tres días en el mes de julio en los que los ciudadanos podrán comprar sin IVA (Impuesto al valor agregado: 19%), ya se empezó a devolver el IVA a los sectores más pobres. El presidente Duque creó una figura que “ingreso solidario” con lo cual va a llegar a no menos de 15 millones de colombianos de los estratos más pobres. Entonces, también se da una oportunidad.
CRITERIO SOCIAL
Es el momento de pensar lo siguiente: esta crisis hay que atenderla con gran criterio social, pero sin dejar que acabe con las empresas. Por ejemplo, yo no he estimulado aquí propuestas de un lado que lo que quiere es crear impuestos expropiatorios a las empresas y a los empresarios, como tampoco he aceptado las tesis que quieren quitarle derechos laborales a los trabajadores aprovechando la pandemia. Hemos hablado de una economía fraterna, de acuerdos fraternos. Nosotros hemos hablado de un país que tenga menos impuestos para las empresas y mejor remuneración para los trabajadores. Hay que poner de un lado al estado burocrático e ineficiente -macrocefálico y gigante- y de otro lado el dúo de empresas y trabajadores y decimos: ese dúo asigna los recursos mucho mejor que el Estado.Esa visión fraterna de la Economía ayuda a confrontar a ese socialismo fracasado que gira alrededor de un Estado gigante, un estado enorme. Un Estado macrocefálico: con una cabeza grandotota y con unas extremidades muy débiles y que no es capaz de resolver los problemas de la base. Entonces, sí: hay una oportunidad para pensar en todo esto. (…)