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Aprendamos a celebrar

La Selección Colombia hizo historia en el mundial de Brasil 2014. A pesar de su eliminación, el histórico paso a las rondas finales de este importante certamen, reservadas para las mejores selecciones del mundo, fue un motivo de orgullo y regocijo para millones de colombianos.

 

La Selección hizo vibrar a millones de colombianos, paralizó a todo un país, llenó a muchos de esperanza y creó una inigualable unidad nacional en torno al fútbol. Hoy Colombia suma varios héroes. James, Ospina, Mondragón, Pékerman, Quintero, fueron nombrados frecuentemente en medios nacionales e internacionales por su gran desempeño. La buena calidad del fútbol que mostró la Selección Colombia en Brasil nos ubicó en lo más alto del deporte mundial. Nuestro orgullo de ser colombianos se sintió con más fuerza que nunca.
 

Sin embargo, no todo lo que encerró nuestra participación en el mundial fue motivo de orgullo. Me preocupa saber que los colombianos seamos capaces de hacernos daño entre nosotros mismos en un entorno de celebración, como fueron las victorias que conseguimos en Brasil. No tiene sentido que durante una celebración resulten tantas personas heridas e incluso muertas. Es ya aberrante la presencia de la violencia en nuestros actos. Alguien me escribió de Holanda no para felicitarme por el triunfo de la Selección Colombia, sino para comentarme que había leído en los medios de su país sobre la muerte de 8 personas mientras celebraban una victoria. Quería entender por qué eso ocurría. No tuve una respuesta. Ahí entendí cómo nosotros vamos formando nuestra propia fama, para después sentir pena por ella.
 

Si no me equivoco, Colombia fue el único país del mundo, en el cual se tuvo que implementar una medida restrictiva como la "Ley seca" mientras su selección salía a la cancha. Lastimosamente nuestros actos salvajes hacen que estas medidas aparezcan. No sabemos controlarnos, no sabemos auto-regularnos, lo debe hacer el Estado por nosotros. Lastimosamente en estos casos, la gran mayoría se ve afectada por una minoría de desadaptados sociales que son los que causan estos vergonzosos sucesos.
 

La violencia e intolerancia no distingue estrato social. Incluso, un grupo de celebridades colombianas protagonizaron en pleno mundial, una vergonzosa pelea en un restaurante en Brasil. Varios medios de ese país lo pusieron en sus titulares. No era raro que fueran colombianos.
 

Mucha ventaja nos llevan en otros países. Pude presenciar la celebración de los argentinos en Suiza, luego del triunfo del primero sobre el segundo. Se escucharon cánticos, pitos y aplausos por parte de los argentinos en territorio suizo, pero nunca supe de un disparo, un apuñalado, un herido o siquiera de una pelea. Y eso que en Suiza tal vez hay más armas por habitante que en Estados Unidos. Definitivamente tenemos mucho por aprender y por aplicar. No podemos hablar de paz cuando aún nos matamos celebrando un triunfo de la Selección Colombia. Aprendamos a celebrar.

 

FUENTE: El Colombiano