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Destemplado y monótono

Fabio Echeverri es un hombre de carácter. Habla sin tapujos. Sostiene sus puntos de vista con una lógica contundente. Sus ejemplos para persuadir en una discusión son tan sencillos y claros, que convencen hasta el más intransigente de sus contradictores.

 

El país recuerda sus glosas a ciertas determinaciones demagógicas del gobierno de López Michelsen. Se opuso como presidente de la Andi a las reformas laborales populistas que se cocinaban en Palacio. Acuñó más tarde aquella frase que aún resuena como radiografía de lo que vivía el país hace 30 años, de que "la economía va bien pero el país va mal". Sabía anteponer a los exclusivos intereses empresariales los altos intereses nacionales. Repetía aquello de que lo que es bueno para el país lo debe ser para la industria. Presidió, en fin, una Andi que no fue gregaria de los gobiernos sino interlocutora respetable. Que no les negó su colaboración y menos ferió su independencia, ese talante valioso heredado de los fundadores antioqueños.

 

Fabio Echeverri tuvo un diálogo recientemente en un programa de televisión. Dijo cosas que arden en la piel sensible de los validos del régimen. Sostuvo que Santos no enfrentará en debate voz a voz, cuerpo a cuerpo, a ninguno de los competidores por la Presidencia. Se lo impide su trastabilleo verbal.

El coro de intérpretes presidenciales, ya expresa -ante la caída de la favorabilidad santista en todas las encuestas- que para la segunda vuelta sí se enfrentará a su antagonista, rompiendo así su interpretación de solista en una partitura destemplada y monótona. ¿Se resolverá a hacerlo, ya adoctrinado por su exasesor J.J. Rendón, recurriendo a estratagemas sagaces o temerarias para confrontar a su opositor?

Emplazó Echeverri al Gobierno a que le diga la verdad al país sobre lo que se negocia en Cuba. Que se exprese sin ambages sobre su motivación patriótica o sobre el contenido político para utilizar el proceso como bandera reeleccionista. Es la misma verdad que piden las grandes mayorías nacionales que quieren la paz pero no a cualquier costo, acerca de un proceso lleno de incertidumbres y de vacíos.

 

Calificó de absurda la declaración presidencial de dudar en apresar al gran jefe de la subversión en Colombia, bajo el supuesto de que supiera en dónde estaba. Esta posición de Santos, equivaldría ni más ni menos, a un cese unilateral del fuego por parte del Estado legítimo.

 

En el transcurso del diálogo con el periodista Nassar, Echeverri se mostró contrario a la venta de Isagén por parte de la Nación. Sostuvo que está bien manejada y en consecuencia "no hay por qué salir de ella". Implícitamente censura aquella absurda política de gobiernos indolentes de privatizar las utilidades y socializar las pérdidas.

 

Dijo cosas importantes, el aguerrido expresidente de la Andi. Se mostró escéptico sobre la voluntad real y sincera de la subversión de abandonar el pingüe negocio de la droga. Sostuvo que al ser una actividad tan rentable como ilícita, que se ejerce sin contratiempos -en un medio en donde la impunidad facilita su ejercicio- es difícil de abandonar.

 

Ampollas debieron sacar en el alto gobierno estas declaraciones de un dialéctico tan recursivo que nunca pudo ejercer el papel de zalamero.

 
 
FUENTE: El Colombiano