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Farcodependencia

Cinco grandes comportamientos, enumerados a continuación.

 

El gobierno y el Presidente de la República se han convertido en prisioneros de las FARC y son los integrantes del Secretariado de dicha organización terrorista quienes están tomando cada vez más, el control sobre la agenda política nacional. Esta situación es delicada y preocupante toda vez que la popularidad del gobernante es cada vez más precaria y la debilidad del gabinete es estruendosa.

 

¿Cómo se manifiesta la Farcodependencia? Sencillamente en 5 grandes comportamientos, enumerados a continuación:

 

1. Farcodependencia de legado. Ante los precarios resultados de la obra del gobierno Santos, su único legado posible es la firma de un papel con las FARC.

 

Indepedientemente de la mala preparación para el día después de un acuerdo, el Presidente se ha obsesionado con este acontecimiento como su mayor logro de gobierno, mucho más cuando de él depende también su aspiración al premio Nobel de Paz

 

2. Farcodependencia de gobernabilidad. Otra de las consecuencias de un gobierno débil en lo conceptual, lo administrativo, lo estratégico y por supuesto lo ideológico ha sido que la paz se haya convertido en el único elemento capaz de fortalecer su coalición vergonzante y silenciosa con el Polo Democrático y un sector del Partido Verde. Aunque públicamente estos partidos no quieren ser asociados con el desastre de la administración, han argumentado que la presencia de algunos de sus cuadros en el gabinete obedece al fin último de “la paz”.

 

3. Farcodependencia de popularidad. Ante los malos resultados del gobierno que lo tiene en los peores índices históricos de popularidad, su única carta para motivar a la opinión pública se centra en los anuncios que se emiten a diario desde La Habana. Pareciera que sólo lo que desde allá se dice tiene la capacidad de tener caja de resonancia en Colombia, aunque cada vez más colombianos rechazan los ingredientes de impunidad y elegibilidad política que se le están otorgando a las FARC.

 

4. Farcodependencia mediática. Sólo los temas de La Habana tienen repercusión sobre la gestión del gobierno internacionalmente. No se reconoce ningún hecho distinto de la administración Santos en la prensa internacional, advirtiendo que cada vez son más las voces críticas ante los ostensibles beneficios a las FARC.

 

5. Farcodependencia administrativa. La obsesión exclusiva del Presidente por lo que ocurre en La Habana y por supuesto, su interés de no exacerbar las emociones de los miembros del secretariado de las FARC y de todos aquellos de los cuales dependa la viabilidad institucional de un eventual acuerdo, ha hecho que se archiven leyes y se postergue una reforma estructural necesaria a la administración de justicia. De igual manera para no perder popularidad ante un eventual plebiscito, se han pospuesto reformas estructurales al sistema pensional, a la salud, la educación y el ordenamiento fiscal y para colmo de males el desproporcionado exceso de gasto de los últimos años ha estado motivado por la repartición de mermelada a diestra y siniestra esperando como consecuencia de ella el respaldo al proceso.

 

Es absurdo que el presidente de una nación y su administración estén secuestrados, chantajeados, extorsionados y obnubilados por una minoría armada que se ha dado cuenta de lo mucho que ha logrado con la Farcodependencia que el propio gobierno creó. Los colombianos no podemos dejar que este comportamiento sea el que determine nuestro destino.