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Garrafal error

¿Se podrá esperar que el domingo haya unas elecciones limpias? Estoy convencido que serán las más sucias, embadurnadas de mermelada, mentiras, dinero dudoso y de muchas otras mañas.

 

En mi columna del jueves anterior se me fue un error garrafal atribuible a mi mala memoria que acompaña a los ochenta años de vida que me ha dado el Señor. En lugar de decir que el presidente Chávez había hablado mal de José María Aznar, que fue la verdad, dije que se había referido a Felipe González, falso. Me llovieron críticas justas y otras cargadas de santismo, otras más, que agradezco, aceptaron bien mi error.

 

Pido a mis lectores que me excusen, espero no volverlo a hacer.

 

La mala memoria a esta edad es, por desgracia, algo normal, pero sí me preocupa que los jóvenes, entre ellos algunos de mis duros críticos, pareciera que la pierden a un ritmo acelerado. Se les olvida que la situación de Colombia hace unos doce años era gravísima, casi vivíamos en un país inviable, que llegó el presidente Uribe a la primera magistratura y la situación cambió. Ya no nos sentíamos secuestrados en nuestras casas, no se podía salir de ellas. Los retenes en las carreteras eran frecuentes y a los pocos años de su gobierno la cosa era distinta, la seguridad democrática había dado sus frutos.

 

Se les olvida a estos jóvenes, amigos de la mermelada, que nadie quería invertir en nuestro país, que la economía estaba en decadencia y que la llegada del doctor Álvaro Uribe a la presidencia cambió las cosas y volvió la confianza a los inversionistas para traer sus capitales a Colombia. La producción de petróleo en nuestro país se mantenía en los mismos niveles históricos bajos, con el presidente Uribe y la ayudita del mal gobierno de Chávez, el nuevo mejor amigo, que empujó a inversionistas petroleros para venirse a nuestro país, la producción llegó al millón de barriles diarios.

 

A estos jóvenes se les olvida que el presidente Uribe defendió, con la fortaleza y decisión que lo caracteriza, al hoy presidente Santos frente a las intenciones de llevarlo al Ecuador para juzgarlo por la incursión de nuestra Fuerza Aérea y dar de baja al jefe guerrillero "Raúl Reyes". No se acuerdan que lo defendió frente a los ataques infames del presiente Chávez por el mismo caso. No se acuerdan tampoco que, a pesar de esa defensa valerosa, a los tres o cuatro días de la llegada al poder por la decisión y apoyo del presidente Uribe, el nuevo presidente de Colombia declaró a su mayor enemigo como su nuevo mejor amigo.

 

Son veleidades de la vida colombiana.

 

Otra cosa: en mi larga vida política nunca había visto una campaña tan sucia; un Roy Barreras engañando al decir impunemente que el Centro Democrático es el Partido de la U. Un Consejo Electoral que cambia de jurisprudencia para no aceptar el apellido del presidente, ni su foto, como lo había aceptado antes con Petro y con Peñalosa. Aparece un tarjetón "didáctico" para el Senado, no sé de quién, sin el logotipo del Centro Democrático. En el Bajo Cauca antioqueño, llegan unos vehículos blindados repartiendo grandes sumas de dinero para comprar conciencias. ¿Se podrá esperar que el domingo haya unas elecciones limpias? Estoy convencido que serán las más sucias, embadurnadas de mermelada, mentiras, dinero dudoso y de muchas otras mañas.

 

FUENTE: EL Colombiano