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“Hasta hoy los tramposos van ganando”: Álvaro Uribe Vélez

Bogotá, 27 de noviembre de 2014 (CD). El siguiente es el texto del discurso del expresidente y Senador Álvaro Uribe Vélez durante la presentación del libro La trampa del elefante de autoría de Guillermo Rodríguez. 

 

“A un gran colombiano, a un hombre estudioso y valeroso y honesto, a Guillermo Rodríguez, publicar libros de esta orientación,  en esta época, es riesgoso.  Le hace una gran contribución a Colombia porque es un aporte a la historia y una prevención sobre los riesgos del futuro.

 

No hace parte de historiadores con sesgo, él es un investigador independiente un gran profesional.

 

A mí me ha dado también el honor de hacer el prólogo de su libro. Ustedes van a encontrar en el libro temas de la historia universal, de la historia latinoamericana, la conexión con los problemas colombianos de violencia, van a encontrar temas que se relacionan con el presente y temores fundados en el futuro.

 

Cuando uno lee la Trampa del elefante y empieza por el título, se puede preguntar: bueno ¿por qué nos anticipa Guillermo que va haber trampas en este proceso? ¿Todos son inferencias, futurología inicial? No. Yo creo que la precaución que trae este libro en favor de la democracia colombiana, se sustenta en las trampas que ya hemos conocido.

 

No voy a recorrer hacia atrás, ustedes lo conocen muy bien, veamos lo que está ocurriendo hoy y su relación con el futuro.

 

Guillermo dice: ‘aquí hay un camino de toma del poder por estos grupos terroristas, esa es la gran trampa a la democracia colombiana’. Y yo creo que esa trampa ya la ha venido sufriendo la democracia colombiana en varias expresiones en los últimos años.

 

La trampa terrorista logró afectar la seguridad. La trampa terrorista ha logrado confundir conceptos de los colombianos. La trampa terrorista está cambiando en contra del ordenamiento jurídico los valores democráticos. La trampa terrorista ha logrado hasta el momento crearle al país inmensas dificultades en materia de impunidad, en materia de derechos políticos para el terrorismo y en materia de su agenda económica y social.

 

Si ya hemos vivido esas trampas y los tramposos han tenido esos éxitos ¿por qué no mirar con todo el cuidado el libro de Guillermo Rodríguez?

 

Yo creo que algo que le ha dado validez y legitimidad al libro de Guillermo Rodríguez, es que parte de la trampa que el advierte ya ha trascendido el país.

 

La trampa que nos han hecho: acabar con la seguridad. El Presidente de la República que es el comandante de las Fuerzas Armadas se olvidó de la seguridad y se dedicó al diálogo con el terrorismo.

 

Hace 4 años se les decía a los colombianos que la seguridad era un valor democrático, una fuente de recursos. Hoy se les dice que es la guerra recurrente.

 

Ya con la trampa nos ganaron, nos ganaron un gran deterioro del concepto seguridad, en perjuicio de toda Colombia.

 

Con la trampa ha logrado algo que está convirtiendo a la luz de las listas de la izquierda el proceso de La Habana en algo irreversible, pusieron de igual a igual al Estado democrático con el terrorismo. En las condiciones históricas de la sociedad colombiana, eso debería ser inaceptable.

 

Es que el tratamiento de paz lo ha aceptado la historia cuando por ejemplo se hace un acuerdo entre una dictadura y una insurgencia contra esa dictadura.

 

Aquí es inadmisible el tratamiento de igualarlos, porque aquí hemos tenido una democracia respetable.

 

Hace pocos días en el exmagistrado, hombre muy brillante, en el Congreso de la República al referirse a una condecoración, hacía un discurso sobre todos los pecados de la democracia colombiana,  yo en alguna forma,  José Obdulio, Alfredo, allá estábamos,  yo lo entendí como exculpatorio de las Farc, como la justificación de que éramos iguales.

 

Lo que olvido el exmagistrado es que la democracia colombiana ha tenido la capacidad de corregir sus vicios.

 

Cuando la democracia colombiana ha errado, ella misma ha sido capaz de superar sus errores. Lo que le da más mérito, y yo creo que esa tesis la vamos a tener que defender nosotros, porque la otra es que  aquí los que fueron enemigos del Estatuto de seguridad dicen: es que con el Estatuto de seguridad nos pusimos al mismo nivel de las Farc.  Aceptemos en gracia de la discusión de muchas argumentaciones de esas, pero es que el propio Estado colombiano corrigió eso, la propia democracia colombiana corrigió lo que habrán podido ser las dificultades, las limitaciones, errores de nuestra democracia.

 

Ya la trampa ha logrado, no solamente, igualar el Estado con el terrorismo que era una pretensión historia de las Farc. Entonces están felices porque ya están negociando de igual a igual, ya nos hicieron olvidar que el Estado colombiano es democrático y que las Farc es el mayor grupo secuestrador del mundo, el mayor cartel de cocaína del mundo y el mayor reclutador de niños en el mundo.

 

El Procurador nos decía como entre el año 1998 y el año 2003 las Farc secuestro 14 mil 794 personas. Con los tres secuestros reportados antes de anoche en el Cauca, en estos dos años de diálogos ya completa 65. Todo ahora se reduce a la liberación del general Alzate, a ese ambiente que está creando  para recibirla como euforia y no en favor de la sociedad colombiana, sino de premio al terrorismo.

 

Entonces ya el país lo va a poner a  pensar no  en función del castigo de los secuestradores sino en función del premio porque liberaron al general Alzate, cuando han secuestrado alrededor de 65 personas en estos dos años, lo reportado, mas todos los secuestros que no han necesitado hacer, porque ya han logrado zonas del país, porque ¿para qué van a secuestrar en  el Putumayo? Eso es más fácil lo que están haciendo, el dueño de la  tractomula que esta sacado de allá en unos tanques combustible, o me pagan la extorsión o yo aquí le paro la tractomula, o le hago derramar el líquido, o se lo incendio. Han encontrado una manera de ejercer esta acción a la sociedad colombiana sin  secuestro y eso lo está pasando en un sector del país por alto.

 

Las Farc es el mayor cartel de cocaína del mundo.

 

Leía una escritora en El Espectador, decía: que esos excesos míos, de Uribe, en nombre de la guerra, vinculando las Farc al asesinato de los estudiantes de Guerrero. En los computadores de Raúl Reyes salió esta vinculación, con ese cartel de allá, con nombres propios y las Farc es el mayor proveedor de cocaína de los carteles de México y allí lo que se está comprobado es que el asesinato ha sido a cargo de estructuras del narcotráfico.

 

Las Farc es el principal reclutador de niños en el mundo.

 

El estudio revelado por la Procuraduría también indica que el 67 por ciento de los integrantes de las Farc corresponde a personas que las Farc reclutó siendo niños, los secuestró y allí los mantuvo.

 

Cuando el gobierno nuestro empezó las Farc tenía 18 mil personas en uniforme, aproximadamente, cifras de la inteligencia militar y 12 mil que eran milicianos; entonces yo hago cuentas, de esos 30 mil fueron reclutados niños. Eso no tiene par en el mundo.

 

Entonces con esos tres campeonatos: el del secuestro, el del tráfico de drogas y el de reclutamiento de menores ha logrado hoy que el pueblo colombiano caiga en la trampa de que pongan a ese grupo de igual a igual con el Estado democrático de Colombia que ha tenido la virtud de ampliar su democracia todos los días y de corregir sus errores.

 

Otra ganancia de la trampa: la trampa ya logró que pusieran a las Fuerzas Armadas en el nivel del terrorismo.

 

Discutíamos ahora con Alfredo Rangel, no he visto el Twitter, no es un improntus que la Fiscalía hable que lo del General no fue un secuestro sino retención.

 

Eso tiene antecedentes, es que la legislación de este Gobierno ha puesto en igualdad de condiciones, en el mismo nivel a las Fuerzas Armadas institucionales con el terrorismo ¿Por qué lo digo? lo digo por las piezas legislativas adoptadas en este Gobierno y por la doctrina, empezando por el discurso del Presidente.

 

La Ley de Víctima puso en el mismo nivel de victimarios a los integrantes de las Fuerzas Armadas con el terrorismo.

 

El marco jurídico para la paz condiciona las soluciones jurídicas a las Fuerzas Armadas a que se haya logrado un acuerdo con el terrorismo.

 

Y el discurso de cuando se habla de que el terrorismo es actor del conflicto se pone en la legislación y además lo repite permanentemente en el discurso presidencial ¿qué se infiere de allí? Lo que claramente escuchamos en Buenaventura de labios del Presidente de la República hace pocos días: ‘es que estamos en una guerra entre las fuerzas institucionales y la guerrilla’. El discurso es consecuente con la legislación, los pone de igual a igual y dice eso so pretexto de proteger a la población civil, pero con el pretexto de proteger a la población civil lo que hace es validar el secuestro y asesinato de soldados y policías y eso es inadmisible.

 

¿Cómo pretende esta democracia que las Fuerzas Armadas nos protejan si  hoy ellos se sienten igualados con el terrorismo y sometidos a la mayor desprotección?

 

El terrorismo ha ganado mucho en las trampas, ya ha logrado que en amplios sectores del país quieran, que en aras de la paz, se amplíe el concepto de delito político para darle impunidad a delitos atroces.

 

La verdad es que puede que en otra ciudad del mundo, en otro país, donde el narcotráfico no sea un delito atroz, aceptémoslo en gracia de discusión. Pero entonces ¿el narcotráfico en Colombia va  a ser un delito político como lo han propuesto recientemente cuando el narcotráfico en Colombia ha sido el que pagó el holocausto de la justicia, ha sido el financiador de toda esta crueldad?

 

¿De dónde sale la plata del carro bomba del Club El Nogal, para la bomba lapa contra del doctor Fernando Londoño? sale del narcotráfico.

 

Entonces aquí el narcotráfico no debe ser subsumido por el delito político sino por el delito atroz.

 

O el secuestro. Una organización que tiene en su historia alrededor de 37 mil secuestros, esa manera sistemática de secuestrar, niños, civiles de todas las edades, integrantes de la Fuerza Pública, entonces ahora ya no va a ser el delito de lesa humanidad por la crueldad y la sistematicidad sino el delito político por la conexidad.

 

Entonces mostramos como el terrorismo viene avanzando exitosamente en engañar con sus trampas.

 

Lo que ha logrado ganar para algunos sectores colombianos, instituciones, con la excepción de fallos de la Corte Constitucional y del Procurador, otros estén de acuerdo con darles esa impunidad, esa elegibilidad política.

 

Y van en la destrucción de nuestro Ejército. Los argentinos, los uruguayos, en Chile de Pinochet, dijeron: ‘nuestro el regreso a la democracia necesita destruir las Fuerzas Armadas y volverlas a hacer’. Lo hicieron con toda la crueldad  y ¿van a igualar las nuestras a las de allá?

 

Entonces cuando las de aquí no han sido no las Fuerzas de la dictadura sino las fuerzas institucionales de la democracia, les quieren dar el mismo tratamiento que les dieron a las de allá. Eso es inaceptable.

 

Y hay otro tema, otra trampa, la trampa de acabar con el modelo de empresa privada a través de estos acuerdos.

 

Llevar a los colombianos a que tras de la noble palabra paz, de la cautivante palabra paz votemos favorablemente unos acuerdos de destrucción de la empresa privada.

 

Mis compañeros, Alfredo Rangel, José Obdulio Gaviria, Paloma Valencia le han entregado al país 69 objeciones a los acuerdos de La Habana.

 

Dejemos a un lado las políticas injurídicas, hay que mirar las de la agenda económica, es la gran afectación de la iniciativa privada. Que la iniciativa privada tiene que ser incluyente como tiene que ser. En un  país con un promedio de edad de 28 años, la única manera de darle oportunidad a los jóvenes va a ser con iniciativa privada incluyente: educación, pertinencia, financiación, crecimiento de la economía.

 

Ayer nos decían en el Congreso que la nueva ley estatutaria a la salud va exigir apropiaciones presupuestales  adicionales de 4 billones al año. Uno se pregunta: ¿cómo se atienden a los jóvenes a la salud si no es con una economía privada con toda la confianza al 6 por ciento?

 

Aquí no solamente ha venido debilitándose el crecimiento, sino que ya se debilita la inversión.

 

Y en los acuerdo de La Habana solamente se ha hablado de la agricultura, pero es que el preámbulo que acordaron pone como objeto de revisión todo el modelo, y si a los otros sectores le van aplicar lo mismo que ya le aplicaron a la agricultura, esto no es una construcción de condiciones de justicia social sino de eliminación de la iniciativa privada.

 

Yo decía en relación a esta reforma tributaria que se está anunciando, que es una manera de asfixiar a la equidad mediante la cual tanto habla el Presidente, porque al asfixiar la iniciativa privada el país se va quedar tarde que temprano sin recursos para la equidad.

 

Este país pudo hacer un salto de 900 a 1 millón 700 mil estudiantes universitarios, de 300 a 3 millones de Familias en Acción, de 10 millones 700 mil colombianos cubiertos en el sistema subsidiado de salud a 22 millones, de 3 millones de colombianos en el régimen contributivo a 21 porque tuvo simultáneamente una gran tasa de inversión.

 

Yo creo que nosotros si necesitamos sustentar ante el país que se requiere que se lleve de la mano una alta tasa de inversión con una gran política social.

 

Aquí, el Gobierno por demagogia quiere el reparto asfixiando la inversión y los teóricos de las Farc por convicción y para tapar su  mercenarismo narcotraficante quieren ahora el modelo marxista siglo XXI, que no es la prédica de la de la expropiación, como ocurrió en aquella Rusia que empezó en el 17, en aquella China que empezó en el 48, en aquella Cuba que empezó el primero de enero de 1959, o en aquella Venezuela que empezó en los primeros días de 1999. El marxismo ha sabido adaptarse.

 

Hace poco días los argentinos  me decían: ‘aquí no nos expropiaron la propiedad, sino las utilidades’ y ya esta reforma tributaria para algunos casos implica derrames impositivos del 109 por ciento del ingreso de las empresas, entonces se habla que para financiar el posconflicto, porque lo que llaman conflicto lo que es una amenaza del terrorismo a la democracia.

 

A mí me parece que el país todavía no es consiente del grave riesgo de la agenda económica y social que se está pactando con las Farc.

 

Hay una diferencia con la Constitución del 91, la Constitución del 91, buscó no solamente consolidar los acuerdos con el M-19, sino atraer a las Farc y las Farc no solamente le quedo mal al presidente Pastrana en aquel enero del 98, sino que ya le había quedado mal a la convocatoria a la Constitución del 91 en aquel segundo semestre de 1990.

 

No fue. Yo creo que lo que se hizo en favor del M-19, y yo participé en el preindulto del M-19, que hay personas que han cumplido, es cierto, de todas maneras dejó un mal ejemplo, porque las Farc pudo haber leído: ‘nada pasó aquí ¿por qué nosotros no vamos a seguir en lo mismo? algún día nos darán el mismo tratamiento y nada habrá de pasar’.

 

En la Constitución del 91 mejoró, hizo un gran esfuerzo por los derechos sociales, pero no puso en riesgo la iniciativa privada. Los acuerdos de La Habana ponen en totalmente riesgo la iniciativa privada, esa es otra trampa.

 

Entonces hasta hoy los tramposos van ganando.

 

Ojalá el libro de Guillermo sirva para ayudar a abrirle los ojos a los colombianos”.