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La mala educación

Luego del Mundial volvemos a aterrizar en la realidad nacional. A todos los países enamorados del fútbol les pasa y nosotros no somos la excepción. Entre los efectos, luego de la brillante participación de nuestros jugadores, están la unidad que se sintió en estas semanas de competencia y la felicidad que nos llenó el corazón de patriotismo.

 

El presidente Juan Manuel Santos también se benefició de esta ola optimista y su favorabilidad creció como espuma por las victorias de la Selección Colombia. Las más recientes encuestas le dan porcentajes de entre el 50 y el 70 por ciento de imagen positiva, lo cual es de esperarse porque el ambiente era de alegría, esperanza y fiesta.

 

Sin embargo, ya pasamos a ver que las cosas están más peliagudas de lo que creíamos; recientemente 2 hechos nos hicieron nuevamente sentir impotencia frente a la situación de la educación y el impulso de la misma en nuestro país. En esta oportunidad las pruebas Pisa, que hace la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) y que evalúa los desempeños académicos de los escolares de quince años en diferentes países, nos recordó que seguimos en el fondo de esa tabla y que ese resultado no es el reflejo exclusivamente de la mala gestión de una institución. Claramente sigue siendo una responsabilidad compartida: una gran parte está en el Gobierno y las entidades reguladoras, y otra en las instituciones educativas y la importancia que una sociedad le da al sistema que “educa” a sus hijos.

 

Si bien en esta oportunidad se evaluaron exclusivamente aspectos relacionados a la actividad financiera (gestión de cuentas y tarjetas bancarias, planificación de finanzas, comprensión de riesgos, intereses o impuestos, y de sus derechos y deberes como consumidores), nuestra trayectoria en estas mediciones es la crónica de una serie de fracasos. Ya en abril recibimos una bofetada en la que la jefa de la cartera de Educación minimizaba los resultados diciendo que la cosa no era para llorar (ver http://www.elheraldo.co/local/colombia-ocupa-el-ultimo-lugar-en-las-prue…). Como quien dice que no importa ir en picada y nos debería doler más haber perdido en una competencia deportiva, que ocupar la peor casilla en lo que se relaciona con nuestra estructura como país: la educación y capacitación de su población.

 

Pero esto no es lo peor: horas antes de esta noticia también se supo que en Colciencias existe malestar por el muy probable recorte presupuestal para la operación de la entidad y el apoyo que esta le presta a aquellos investigadores que hacen patria con su conocimiento y capacidad intelectual. 125 mil millones de pesos menos es la grandiosa oferta, y por eso la señora Paula Marcela Arias tuvo que renunciar. Muy valiente denunciar esto, pues claramente se notó que si no es así, el alto gobierno no se preocuparía por tapar ese escándalo y minimizar el daño que piensa hacer.

 

Cada peso que se le resta a la educación, a la investigación y a la competitividad son golpes certeros al futuro de una nación. Da algo de rabia y mucho de indignación que en campaña se anunciara que los ‘recursos’ que no se invirtieron en la primera vuelta, se invertirían en la segunda para lograr la victoria. Y ahora, una vez triunfan en las urnas, empiezan a recortar presupuesto justo por donde más le duele al desarrollo.

 

El ejemplo de la Selección de fútbol, que tanto ensalza y alaba el Señor Presidente, no es algo que precisamente él aplique. Dice James en un reciente comercial: “Promete menos y haz más”. Así de sencillo, así de simple. Lo nuestro, a lo que nos empuja la mala administración de los recursos, es tristemente la mala educación.

 

Por si acaso: no es algo menor para Cartagena la polémica sobre el maltrato a los caballos que jalan los tradicionales coches. No es la constante en el alcalde Dionisio Vélez permitir que los problemas crezcan hasta las protestas o el desprestigio de la ciudad que gobierna. Cuanto antes se debe informar cómo se solucionará el evidente descuido y que esto no perjudique una actividad tradicional en el Corralito de Piedra, y que además da sustento a un importante número de familias.

 

@Tatacabello

 

FUENTE: El Heraldo