Más de una cuarta parte de los colombianos nos enteramos de los acontecimientos recientes y más importantes a través de internet, de las redes sociales, particularmente sobre aquellas causas que nos identifican y nos recuerdan la historia reciente, la de hace seis años cuando las imágenes en la antesala del debate electoral todo era alegría, cuando escogimos a Santos como el mejor candidato frente a la opción de Mockus; cuando Santos se reafirmó en que no haría reforma tributaria: “Le puedo firmar sobre piedra o mármol, si es necesario, que no voy a incrementar las tarifas de los impuestos durante mi Gobierno si soy elegido presidente”, y ante esa declaración, el público que estaba en ese foro le aplaudió.
“Y en un gesto de cordialidad, Mockus celebró con su dedo pulgar hacia arriba, en señal de aprobación a su rival”.
Y en ese debate en el que decidiríamos nuestro voto, Santos, respecto a su mentor político, declaró:
“Quiero rendir homenaje a un hombre excepcional, a un hombre que transformó positivamente nuestro país, muchas gracias…” “¡Muchas gracias presidente Álvaro Uribe!”
“Los colombianos solo tenemos gratitud y reconocimiento hacia su magnífica obra y a sus años de entrega por el bienestar de la patria”.
“Presidente Uribe: gracias por el legado, gracias por entregarme la posta…”. “!Gracias por ser el mejor presidente de Colombia¡”.
“Gracias al presidente y al heroísmo de nuestros soldados y de nuestros policías los colombianos recuperamos nuestra libertad”.
Y el entonces candidato Santos elegido agregaba:
“El mejor… El mejor presidente que ha tenido Colombia, gracias a usted presidente Uribe, Colombia ha vivido una de las elecciones más tranquilas y más seguras de su historia, gracias a usted y a lo logrado por su gobierno”. “Señor presidente Uribe: este es su triunfo y el de todos quienes queremos… y el de todos quienes queremos preservar su inmenso legado”.
“Colombia ha votado mayoritariamente por defender sus logros presidente Uribe y sus propuestas”.
Y ya durante el acto de posesión como presidente afirmó:
“Quiero rendir también un tributo especial, un homenaje desde el fondo de mi corazón a un hombre que brillará en la historia, como aquel que devolvió a los colombianos la esperanza en el mañana y la posibilidad de recorrer sin miedo nuestro hermoso país”.
Pero su manera de pensar y de actuar cambió radicalmente porque en nombre de la paz quiere, al estilo Chávez, gobernar por decreto al país con un cheque en blanco, enmendar la Constitución mediante la inclusión del “acuerdo de paz” con las Farc, acabar de un plumazo con la institucionalidad y nuestro estado de derecho.
Quiere imitar al Chamberlain de Inglaterra con su “ política de apaciguamiento” por la supuesta amenaza de una guerra frente las Farc si no aceptamos todas sus exigencias (como en su momento la tuvo Inglaterra frente a Alemania cuando obligada firmó “el acuerdo de Munich”); solo que Chamberlain terminó en el descrédito porque al final Alemania nunca honró el acuerdo y al final el ministro Churchill le enrostró: “tuvo usted para elegir entre la humillación y la guerra, eligió la humillación y nos llevará a la guerra”.