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Los peligros de la yerba

Mientras Colombia recupera el horrible primer lugar como productor de cocaína, también avanza el tema de la legalización de la marihuana.

 

Promovida por el senador Galán, el hijo mayor del líder y mártir de la lucha contra con los carteles de la droga, se aprobó una ley que permite el uso medicinal de la marihuana. Galán junior, con gran ingenuidad, cree que vivimos en un país donde la gente respeta la ley y las autoridades no se prestan para la corrupción. 

 

Valdría la pena que analizáramos la experiencia de Estados Unidos, donde muchos manifiestan su preocupación por la evolución del tema del comercio libre de la yerba. 
Luego de una impresionante campaña de prensa para convencer a la población que el consumo de esta sustancia produce menos daño que tomar una cerveza, 25 estados de la Unión han permitido las ventas libres de marihuana. Claro, estamos en Estados Unidos, una nación que tiene un sistema judicial que opera, una policía mucho menos corrupta que la nuestra y una tradición de respeto por la ley. Nada de eso es válido en Colombia, donde, en cualquier farmacia, se pueden comprar todos los productos que supuestamente no se venden sino con fórmula médica.

 

Pues, a pesar de los controles, en Estados Unidos están preocupados por los efectos que ha tenido la legalización. Ha crecido el consumo en categorías que no eran usuarios, especialmente en adultos que decidieron utilizarla con fines medicinales y que, superada la dolencia, se convierten en adictos. En California y Colorado, los dos estados más simbólicos en esta campaña de legalización, las autoridades están inquietas por el uso de fachadas legales del cultivo y comercialización de yerba para actividades ilegales como el contrabando interestatal, el lavado de dinero, e incluso vínculos con otras actividades como la prostitución. Lo que más preocupa es el tema de lavado. Como nadie quiere dejar registro en su tarjeta de crédito de ser un comprador de marihuana, la inmensa mayoría de las ventas de la yerba legal se hacen en efectivo. Los locales que expenden el producto son atacados para ser robados y han llamado la atención de los lavadores de dinero, que encuentran en los volúmenes de liquidez que manejan, algo atractivo como inversión para esconder y diluir parte de sus ganancias ilegales.
 

 

Por cada estudio que dice que la marihuana es inofensiva, existe uno que confirma que, para una personalidad propensa a la adicción, la marihuana es la puerta ideal a las drogas más duras. También hay suficiente evidencia de que la yerba genera daños importantes en la capacidad de concentración de los adolescentes, les quita energía y los conduce a una pasividad que no es propia de los espíritus jóvenes. Claro está, hay personas a las que no les genera hábito ni los lleva por el camino de la adicción. Pero deberíamos preocuparnos más por los que caerán en el drama del consumo, que dedicarnos a estimular el uso de una sustancia que afecta el comportamiento. 
 

 

Las autoridades en Colombia no pueden controlar ni siquiera las ofensas menos graves, como estacionar en la vía pública, o el respeto de los semáforos. ¿Seremos capaces de evitar que la marihuana medicinal no se convierta en otro negocio ilegal?