Dolorosos y preocupantes los recientes accidentes de aviones y helicópteros de la Fuerza Pública colombiana. Hay quienes sostienen que cuando hay un accidente aéreo es probable que se genere una racha de ellos y ponen de ejemplo el 2014, el año de más accidentalidad en los aires del mundo. Otros sostienen que cuando se presenta un siniestro los pilotos son más cuidadosos: analizan la razón de dicho siniestro.
Colombia es quizá el país con la mejor Fuerza Aérea, hasta el punto de que muchos avances en los equipos han sido sugeridos por pilotos criollos. Colombia fue el segundo país en el mundo en crear una empresa de aviación. Después de KLM nació Scadta, ambas en 1919.
2014 tuvo varios accidentes de naves de la Fuerza Pública nacional y cerró con broche de sangre: el 31 de diciembre, en tregua unilateral de las Farc, se cayó un Kfir C10 341 porque, dicen, se le apagó un motor.
El 22 de junio pasado, cuatro militares murieron en ataque al helicóptero Black Hawk que cayó en campo minado en Teorama, Norte de Santander. Dicho campo fue activado después de que el helicóptero tocó tierra.
El viernes 31 de julio cayó incendiado en Codazzi, Cesar, el avión 1261 de la FAC, un Casa 235 español. Murieron 11 militares. Dicen las autoridades que había mal tiempo y que se congeló un motor. Sin embargo, habitantes del sector afirman que el avión explotó en el aire y que fue impactado por algo. Las imágenes grabadas por celulares muestran un cielo despejado y a la nave convertida en una bola de fuego. Nada se sabe del destino de las cajas negras, las que brindarían la información de los últimos instantes de los pilotos. ¿Qué dirían? Ojalá lleguemos a saberlo.
El martes pasado, 4 de agosto, cayó otro helicóptero Black Hawk entre Chigorodó y Carepa, Urabá antioqueño. Murieron 16 policías que buscaban al Clan Úsuga en la operación Agamenón y, hasta el momento de escribir, había dos heridos en estado crítico. Las autoridades hablan de mal tiempo, pero las fotos aéreas muestran una zona boscosa sin nubes, tanto, que se ve la fumarola de la nave incendiada y hay un audio de alguien que dice: “Parece ser que los impactaron por debajo con tatuco”. Y en informe del jueves en este diario, unos campesinos afirman que desde las 5:30 a.m. oyeron helicópteros y disparos.
Hasta ahora la FAC es ¿o era? la fuerza más temida por los guerrilleros. Pero quizá las cosas hayan cambiado si cruzamos información. Primero, unos raros barcos con destino o procedentes de Cuba. El dos de marzo pasado fue detenido en Cartagena un carguero con bandera de Hong Kong, el Da Dan Xia, que se dirigía a La Habana con munición para artillería pesada y armas de alto calibre.
En julio de 2013 las autoridades panameñas retuvieron un barco norcoreano, el Chong Chon Gang, con equipo sofisticado de misiles, aviones MIG y 15 motores del mismo tipo de nave, escondidos en un cargamento de azúcar. En ese momento el expresidente Uribe afirmó que el destino del letal cargamento no era Corea del Norte sino las Farc.
Segundo, El Tiempo publicó una noticia de la France Press que decía que tres presuntos traficantes de armas habían sido detenidos en Montenegro, Balcanes, y que pretendían entregar, según el Departamento de Justicia de Estados Unidos, una gran cantidad de armas militares a las Farc para matar estadounidenses. “…Se presume que conspiraron para vender armas con el conocimiento de que se usarían para derribar aviones estadounidenses y matar a oficiales estadounidenses”.
Mientras tanto, Colombia va para un cese el fuego bilateral que dejará sin poder cumplir su deber constitucional a toda la Fuerza Pública. ¿Por qué las Farc no parecen querer concentrarse en algún sitio no estratégico de Colombia, con veeduría seria y tiempo limitado, para poder llegar a ese cese el fuego bilateral y quizá a un acuerdo que ayude a construir una paz digna? ¿Por qué el gobierno se apresura a decir qué pasó con las naves y no espera el análisis de las cajas negras?