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Oro negro, mercado oscuro

Los adjetivos van pegados de las materias primas (hoy los sofisticados yupis dicen comoditis, en inglés commodities). Así el petróleo es el oro negro, la cocaína es el oro blanco, los diamantes el oro brillante, el carbón el oro sucio. Los filólogos estarán buscando otras denominaciones para el cobre, el coltan, la demeritada plata, el aluminio, etc. El petróleo es hoy la causa de los desvelos, de la crisis mundial y del destape de los negocios políticos turbios, que es el adjetivo de la corrupción. No en vano el escenario latinoamericano muestra los actores embadurnados con el oro negro: Pemex en México, Ecopetrol en Colombia, Petrobras en Brasil, Pdvesa en Venezuela, YPF en Argentina. No son todos iguales, pero tienen rasgos de los efectos en el mercado mundial y los manejos administrativos preferenciales de los dueños del poder político.

 

El caso Petrobras es significativo. Los directivos investigados y procesados conformaban una red de funcionarios y empresarios privados que obtenían contratos por medio de sobornos que alcanzaban hasta 200 mil dólares mensuales. Entre 2004 y 2011 los beneficiados fueron políticos del Partido Progresista, aliado del gobierno de Dilma Roussef en la actualidad. Desde 2011 cambiaron los socios y fueron los del PMBD quienes recibieron los frutos de la corrupción. Pero el Partido de los Trabajadores, de la benemérita Dilma Roussef, no se quedaba atrás, pues el tesorero del partido, Joao Vaccari, era el intermediario. El censo de los sindicados de estas irregularidades es el siguiente: 22 diputados en ejercicio, 14 exdiputados, 12 senadores, 5 exministros, varios exgobernadores y el expresidente Fernando Collors de Melo. Petrobras decidió reducir al mínimo la exploración de yacimientos y venderá activos por 3 mil millones de dólares. También está en sus planes retrasar el pago de dividendos.

 

Pemex es la caja del gobierno federal mexicano. Aporta el 25% de los ingresos estatales y es la petrolera con más trabajadores en el mundo: 140.000- En 2014 tuvo pérdidas por 17.900 millones de dólares. En la práctica todo su beneficio operacional lo aplica a pagar impuestos. Pero una carga agobia a Pemex: el pasivo laboral en pensiones y derechos de trabajadores jubilados asciende a 100.000 millones de dólares. Por lo tanto se verá forzado el Estado a asumir este reglón como deuda pública. Todos los mexicanos habrán de pagarla, pues no hay manera de evitar la presión del más poderoso sindicato, el de los trabajadores petroleros que tiene origen en la etapa de la nacionalización del oro negro durante el gobierno de Lázaro Cárdenas.

 

Pdvesa, la empresa venezolana, esencia financiera del socialismo del siglo XXI y del expansionismo chavista, tiene una larga lista de benefactora cuando el barril de petróleo marcó más de 100 dólares. Chávez repartió petróleo subsidiado a Cuba, Nicaragua y a los pequeños estados caribeños insulares que figuran en las votaciones dentro de la OEA, Alba u otras alianzas turísticas. Pdvesa estuvo involucrada en la financiación de la campaña electoral de Cristina Fernández viuda de Kirchner con 800 mil dólares y otras sumas no detectadas. Además de estos encargos gubernamentales, Pdvesa es deficitaria y ha tenido que recurrir al Banco Central de Venezuela. Al cierre de 2014 adeudaba a dicho banco 672.900 millones de bolívares, lo que se traduce en 107.00 millones de dólares. Súmele a ello la deuda financiera externa con quienes han comprado bonos o son socios en la faja del Orinoco cuyo monto es de 46.886 millones de dólares. Pdvesa es una empresa en ruinas. Noticias recientes informan que la petrolera venezolana fue denunciada por el Departamento del Tesoro de EEUU de canalizar fondos del blanqueo de dinero en la Banca Privada de Andorra por suma cercana a los 2.000 millones de dólares. (Andorra es un pequeño país situado entre España y Francia de 468 kilómetros cuadrados y 77.000 habitantes, idioma catalán y supuestamente paraíso fiscal). Esto indica que el cartel de los soles y altos dirigentes están preparando sus finanzas en el exterior.

 

Ecopetrol es la empresa insignia de la economía colombiana. Por primera vez desde su ingreso a la Bolsa de Valores en 2007, anunció un trimestre con pérdidas, el último del 2014, utilidad negativa por 611.000 millones de pesos. No obstante se propuso a la Asamblea de Accionistas, en la cual teóricamente están representados 400.000 accionistas minoritarios, la distribución del 70% de las utilidades de dividendos. Este es un contra sentido que explica en estimular a nuevos inversionistas. Pero es una jugada riesgosa y de evidente complacencia con el Estado que es el socio mayoritario para el cual Ecopetrol es la caja que lo financia. Por lo tanto para el plan de inversiones por 7.860 millones de dólares tendrá que endeudarse. Negocio lucrativo para los banqueros, pero negativo y dudoso para la empresa que no verá precios al alza del petróleo a corto plazo. Mientras tanto el gobierno de Santos sigue cobrando a precios altos la gasolina al público consumidor.

 

Ecopetrol tiene un nuevo Presidente, Juan Carlos Echeverry quien se ganará la suma de 66 millones de pesos al mes así: 44 millones por salario integral y 22 millones de prima técnica, al año 792 millones de pesos. Además vehículo privado, un bono vitalicio que le reconoce hasta el 90% de los gastos educativos de sus hijos desde el preescolar hasta terminar los estudios universitarios. Y los subsidios en servicios médicos, alimentación y vivienda.

 

El petróleo puede con todo en esta Latinoamérica: con los políticos, con las escuelas “filosóficas” como el chavismo, con los sindicatos privilegiados, con los altos costos de sus nóminas públicas y secretas.