Sitio oficial
 

Timonazo para evitar otro fracaso

El daño que ha hecho la estrategia del Gobierno de dividir artificialmente al país entre amigos y enemigos de la paz es inmenso.
 

Tan grande es el mal, que algunos todavía siguen diciendo que pedir el cese unilateral del fuego por parte de las Farc, con concentración y verificación capaz y experimentada, al igual que paz sin impunidad, es ser partidario de la guerra.
 

Ese estribillo oculta cuáles son los verdaderos obstáculos que enfrenta el proceso. Repetirlo, sin cansancio, no deja espacio para recordar las aspiraciones de las Farc, que chocan contra la posición de la inmensa mayoría de los colombianos.

 

Y la memoria hay que refrescarla para que nadie se llame a engaños. Es necesario decirle a la Nación que esa organización pretende el cese bilateral del fuego desde un principio y que siguen insistiendo en lo mismo. No puede dejar de repetírsele a los ciudadanos que, en materia de justicia, los pupilos de ‘Timochenko’ no aceptan nada porque rechazan que el Estado los investigue y los juzgue.También es conveniente informar constantemente que lo que quieren es una asamblea nacional constituyente, porque parten de la base de que esa es la manera de consolidar hacia el futuro lo acordado.

 

Además, los ciudadanos deben tener claridad acerca de que, para las Farc, en la mesa están sentadas dos partes iguales, no el Gobierno Nacional y una organización terrorista. Siendo así, ¿quiénes son los que atentan contra el diálogo? ¿Los que hacen terrorismo y, al mismo tiempo, hablan de paz, o quienes piden que cesen las acciones criminales de las Farc para que sea posible adelantar las conversaciones?

 

¿Atentan contra la paz aquellos que quieren impunidad total, o los ciudadanos que abogan porque se haga justicia, pero están dispuestos a ser generosos con respecto a la aplicación de mecanismos transicionales? ¿Son enemigos de la paz quienes sostienen que se está en un proceso con profundas características políticas y el principal responsable es el Estado, o los que defienden las instituciones, sin dejar de criticar su funcionamiento?

 

En las respuestas a estos interrogantes, y otros, está el meollo del asunto. La tesis de que las Farc han cedido hasta llegar a donde no se había llegado, nunca es una ingenuidad.Lo cierto es que siguen en las mismas, quieren lo que siempre han pretendido imponer, y continúan aprovechando, en su beneficio, todos los espacios que se les permita ocupar.

 

Si las cosas siguen como van, el desenlace será otro fracaso. El Gobierno ya no tiene tanto tiempo, pero todavía le queda algo, para dar un viraje. Y ese timonazo debe hacerse para que las Farc sepan que la negociación no es solamente con la administración Santos, sino con los millones de colombianos que rechazan las pretensiones que tienen.