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Uribe se impuso, incluso ante el inminente fraude

El Centro Democrático, pese a todas las adversidades, se constituye en la primera fuerza política del país.

 

La estatura intelectual de Álvaro Uribe Vélez, su talante, compromiso e indeclinable vocación de servicio a la patria, así como su discurso providencial, auténtico y sincero; con el arraigo propio y sencillo de un hombre de provincia, que mira de frente a los ojos porque su proceder no tiene tacha ni mácula, si bien despierta el fervor colectivo de una inmensa mayoría de compatriotas que le reconocen su liderazgo sin precedentes, por otra parte, es pertinente decirlo, genera resistencia en unas minorías espurias que han intentado mancillar tanto su honra como su legado patriótico. Esas minorías espurias que apoyan la claudicación del Estado frente al terrorismo, de la mano de componendas clientelistas que hoy asechan la democracia con sobornos, dádivas y prebendas, son las que hoy envisten con inquina al CENTRO DEMOCRÁTICO y por supuesto, al ex presidente URIBE, máximo orientador de esta destacada representación ciudadana.

 

Las elecciones del pasado domingo fueron la prueba fehaciente de un colosal fraude electoral, que tiene tanto de matices como de verdades. A todas luces, lo que ocurrió en la gesta electoral no era del todo inadvertido para los colombianos; al CENTRO DEMCOCRÁTICO le fue negado de manera sistemática y sin fundamento jurídico el uso de sus dos primeros logos por parte del Consejo Nacional Electoral. Adicionalmente y como consta en las denuncias instauradas por más de una de las colectividades que presentó sus listas en las pasadas elecciones, la Registraduría Nacional bloqueó y omitió de manera sospechosa la auditoría y verificación de las pruebas de escrutinio, contrario a lo que la ley señala para tales efectos.

 

La estrategia de actuaciones de tramposas y de mala fe en contra del CENTRO DEMOCRÁTICO estaba perversamente articulada desde hace meses, mucho antes de los comicios legislativos. Se recordarán episodios de aparente desprestigio al Uribismo, orquestados mediante reducidos grupos de agitadores remunerados que arengaban improperios en contra del ex presidente, con el agravante que los medios de comunicación, también entecados por esa mermelada empalagosa y codiciada, se prestaban para reproducir y maximizar las irrupciones vandálicas de estos antisociales. Súmese a lo anterior la no aparición del logo del CENTRO DEMOCRÁTICO en las capacitaciones realizadas por la Registraduría, así como la asquerosa propaganda negra y engañosa del Partido de la U, en la que se inducía a confundir al elector para que se tomase partido en favor de la colectividad del presidente Santos.

 

Pero la trampa más aberrante y vulgar se consumó con la mirada relajada y complaciente de la Registraduría y demás autoridades competentes para tal fin. Para ningún colombiano es un secreto que la tendencia en la generalidad de los boletines emitidos por la Registraduría le daban al CENTRO DEMOCRÁTICO la posibilidad de elegir alrededor de 22 senadores, con un porcentaje del 16.22% de intención de voto en el consolidado nacional. Sospechosamente, nunca aparecieron en dichos boletines los resultados parciales de la Costa Atlántica. Por su parte, el Partido de la U conservó una tendencia que lo ubicaba incluso por debajo del Partido Conservador. Como por arte de magia y hacia las 10:00 p.m. del domingo, estrepitosamente le aparecen al Partido de la U cerca de 250.000 votos sin explicación legal alguna. ¿Cómo se justifica esa alza?, ¿es posible que matemáticamente se imponga tal cifra estando en el 98.40% de mesas escrutadas? ¿Tiene lógica que el CENTRO DEMOCRÁTICO se estancara de un momento a otro, frenándose abruptamente la tendencia mientras los demás partidos continuaban acumulando votos? Estos y otros interrogantes no han sido respondidos por el señor Carlos Ariel Sánchez, en quien reside garantizar la transparencia y eficacia en los resultados. Tal parece que el Registrador ha dejado ver su tendencia política y la subordinación clientelista a sus ya conocidos mentores, incluido el presidente Santos. Esto es abyecto, la conducta del Registrador es ruin y poco ajustada a las normas. ¿Cómo puede el Registrador desvirtuar las denuncias presentadas si se ha comprobado que dejaron de contabilizarle votos al CENTRO DEMODRÁTICO en casi 8000 mesas en todo el país? ¿Cómo sostener que la Registraduría garantizo eficacia y transparencia cuando en el reconteo hasta el momento han aparecido más de 44.000 votos que antes no aparecieron?

 

La Registraduría tiene la responsabilidad de entregar resultados de manera pronta y oportuna, sin embargo, eso tampoco ocurrió. La composición del nuevo Congreso de la República debió conocerse como máximo el pasado martes 11 de marzo, pese a ello, el Registrador ha dicho que se tomarán un mes. Otra ligereza de grandes proporciones.

 

Producidos todos estos acontecimientos: ¿qué nos espera a los colombianos en las elecciones presidenciales? El presidente Santos ha manifestado que ojalá estas nuevas elecciones sean transparentes. ¿Tendrá Santos autoridad moral para hablar de honestidad y transparencia cuando ha sido el cerebro de toda esta componenda criminal? No se había tenido noticia en la historia política del país de un fraude de semejantes proporciones, aceitado por más de 3 billones de pesos para comprar parlamentarios y estos a su vez comprar los votos que pretendían mantener vigente una indignante y fraudulenta “Unidad Nacional”. Pero la trampa ha sido directamente proporcional a las calidades morales e intelectuales de sus “dirigentes”. El acervo programático y la estructura ideológica de la U están en manos del “Ñono Elias” y  de Musa Besaile. Es además el partido de Roy, de la propaganda sucia y quizás de los hábiles asesinos y reclutadores de menores hospedados en La Habana.

 

Lo que sin lugar a dudas queda suficientemente claro es que el Centro Democrático, pese a todas las adversidades, se constituye en la primera fuerza política de Colombia.