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Usted tiene la palabra

Bueno, ya se hicieron públicos los acuerdos parciales a los que han llegado el Gobierno y las Farc. Está muy bien que lo hayan hecho porque había muchas preguntas e inquietudes legítimas sobre el contenido de lo acordado hasta ahora.

 

Desafortunadamente, se desaprovechó el momento para crearle un buen clima a la discusión pública que debe darse. En lugar de decirle a la gente que el Gobierno cumplía con el deber de informarlos sobre un tema de tanta trascendencia, prefirió manifestar que lo hacía para acabar con las especulaciones.

 

Algo así como, ahí les muestro lo que se ha hecho para que dejen de hablar paja. Por Dios.

 

¿Qué trabajo cuesta obrar con base en el sano principio de que la información pública es una obligación, en tanto que la propaganda oficial es una deformación?

 

Y en relación con lo de las mencionadas especulaciones, a quién puede extrañarle que estas se hagan cuando el Gobierno calla y las Farc hablan.

 

Es normal que eso ocurra en medio de un proceso cargado de complejidades, que se adelanta mientras las Farc simultáneamente siguen haciendo terrorismo. Más aún, que no se crea que el solo hecho de haber publicado los acuerdos parciales absuelve todas las preguntas.

 

Lo cierto es que deja muchas preguntas sin respuesta y da lugar a nuevos interrogantes.

 

¿Esto también es normal? ¿O es que se supone que cuando se redactan textos, todo es perfectamente claro, tanto para los redactores como para quienes no participaron en la redacción?

 

Esto no pasa siempre. Todo lo contrario. Con posterioridad vienen, en infinidad de casos, las interpretaciones que exigen acudir a los antecedentes de lo que se ha acordado.

 

La publicación de los acuerdos, entonces, abre un gran debate en lugar de ponerle fin. Sería un error partir de la base de que como ya se conocen hay que cerrar la boca.

 

¡No! Lo que debe hacerse es pedir precisiones y explicaciones, preguntar qué pasa con las llamadas ‘salvedades’, emitir opiniones y fijar posiciones, en resumen, debatir.

 

Esa es la democracia. Si es que se llega a la etapa de la refrendación popular de lo acordado, nada mejor que aprovechar la controversia para que haya claridad y los ciudadanos puedan pronunciarse con conocimiento de causa. De eso se trata.

 

De otro lado, leyendo los textos que se pusieron en conocimiento de los colombianos, es claro que el debate puede ser intenso y constructivo.

 

En materia de desarrollo rural, participación política y solución al problema de las drogas ilícitas, que es lo que se publicó, es mucho lo que puede decirse.

 

Lo fundamental es que se invite a la gente a que se informe y opine. Que no se vaya a decir ahora que quien tiene opiniones diferentes es enemigo de la paz. Eso sería malo para el país y contrario al texto mismo de los acuerdos parciales.

 

Este es el momento de la pedagogía y la tolerancia. ¡Usted tiene la palabra!